Hola. Hace mucho que no escribo por aquí. Estoy saliendo del agujero en el que entré hace un año. Os vengo a contar una historia que igual os aburre, o la habéis escuchado más veces, pero que también es una historia de superación para toda persona que la necesite. El 28 de marzo de 2020 me quedé sola en Santiago de Compostela. Parece mentira que hayan pasado 365 días desde entonces. Debido a la pandemia, mi compañera de piso tuvo que bajar con su familia, y yo no pude volver a casa porque no había medios. Es por eso que empezó mi verdadera aventura. Fueron dos meses de apenas contacto con personas físicas. Solo veía a la gente del supermercado una vez cada dos semanas. Al principio las videollamadas y el ánimo hasta arriba. Con el tiempo, la gente se fue cansando, y el entretenimiento disminuyó. Por suerte, gracias a mi compañera de piso, nos hicimos amigas de un vecino del edificio contiguo al nuestro, con el que quedaba para charlar de ventana a balcón antes de los aplausos, sobr...
Por un rincón con una escritura diferente