Hola Santiago,
Hoy te escribo desde uno de mis rincones favoritos de mi casa. Hace ya una semana que nos vimos por última vez. No hay ni un solo instante en el que deje de pensar en ti. Me has dado tantos recuerdos, lecciones, amigos... no te haces a la idea. Por suerte, seguiré escribiendo sobre ellos en alguna otra ocasión.
La relación que hemos tenido ha sido corta, pero la recordaré por siempre. Una ciudad que me enamoró nada más verla. Fíjate si me has marcado, que llegué a llorar frente a la Catedral, delante del ordenador viendo fotos, e incluso en el coche mientras te desvanecías por atrás.
Un amigo que conocí gracias a ti me dijo una vez que una parte importante de los viajes era la compañía con la que lo hacías. Ahora mismo le doy la razón. Ha sido un viaje de 10 meses, pese a que dos de ellos los pasamos en confinamiento, pero no me imagino cómo habría sido sin los y las compañeras que he tenido.
Me has ayudado a crecer. No en el sentido literal, porque sigo midiendo 1.58m, pero sí en lo personal y mental. Has sacado mi mejor y mi peor versión, llegando a enseñarme el camino por el que seguir para encontrarme. Espero que tú sigas siendo igual de maravillosa por muchos años, uniendo a tantas personas y dejándoos descubriros entre vosotras, por las muchas calles que tienes tan bonitas, por los preciosos parques tan verdes como el Bonaval o el Eugenio Granel, por las tantas plazas, pero sobretodo por los casi interminables bares. Siempre recordaré el Orense, Modus Vivendi, el Latino, el Black&Ball.... ¿sigo?.
Sabía que este curso iba a ser una locura, pero no me lo esperaba así ni de lejos. Esta montaña rusa de emociones y sentimientos no la tienen en ningún parque de atracciones. Pero siendo sincera, no me arrepiento de nada de lo que he hecho en este viaje.
Gracias por hacerme tan feliz y tan yo. Nunca tendré palabras suficientes para describirte. Sin tu gente, no eres tan tú. Por eso, quiero agradecerte por todos los sitios y entrecalles que me has dejado descubrir, por este nuevo y diferente capítulo de mi vida, por las personas que me han dado la oportunidad de conocerlas, y por todo lo que me llevo de ti.
Volveré en cuanto pueda. Mil millones de gracias, compañera.
Te quiero. Besos, Maite.
Comentarios
Publicar un comentario