Primero de todo, perdón por mi ausencia durante este año. No estoy cumpliendo el objetivo de publicar más, pero es que están siendo meses, semanas y días muy intensos, cansados, llenos de trabajo, ocio y cambios.
Apenas dos semanas desde que oficialmente me gradué de periodismo, y apenas una semana que me llamaron en plenas vacaciones para notificarme de que podía entrar en Integración Social en Iruña. Para qué mentir, me pilló de sopetón. Acepté, por supuesto.
Pocos son los descansos desde que la pandemia inició. Entre problemas personales, físicos, tratamientos médicos, desestabilidad psicológica y emocional, nuevas etapas y cierre de otras, verano de prácticas... A veces no he dado a basto. Estoy descuidándome mucho, y también a las personas que admiro de mi alrededor. Está siendo un post para desahogo principalmente, sí, pero bueno, perdón. Para entender el contexto hay que explicarlo.
Es duro regresar a casa tras estar cuatro años fuera y pasar por cosas que he tenido que vivir, por desgracia. Cuando parecía que todo iba a mejor, el volver ha sido un palo muy duro, y desde entonces, casi no me reconozco. Mis comportamientos son horribles, estoy cansada en todo momento, y la ansiedad así como los problemas psicológicos se han multiplicado. No dejo de tener problemas físicos también, entre dolores, tirones... en fin.
De todas formas, estoy en deuda con ustedes, y prometo intentar esforzarme en este proyecto, ya que ahora, dentro de lo que cabe, tengo más tiempo. Aunque levantarse a las 6:15h no es bien para nadie. Gracias una vez más por estar ahí y darme apoyo. Al final son situaciones difíciles, y probablemente os haya tocado vivir algo parecido a esto. Lo siento muchísimo, pero por lo menos son cosas que ayudan de cara al futuro.
Un besazo y un abrazo, cualquier cosa ya sabéis que podéis contactar conmigo. Estoy siempre encantada de escucharos o leeros. ¡Cuidaos mucho, porfa, y dadle caña a la semana, que el otoño acaba de empezar!
Comentarios
Publicar un comentario