Hola Santiago, Hoy te escribo desde uno de mis rincones favoritos de mi casa. Hace ya una semana que nos vimos por última vez. No hay ni un solo instante en el que deje de pensar en ti. Me has dado tantos recuerdos, lecciones, amigos... no te haces a la idea. Por suerte, seguiré escribiendo sobre ellos en alguna otra ocasión. La relación que hemos tenido ha sido corta, pero la recordaré por siempre. Una ciudad que me enamoró nada más verla. Fíjate si me has marcado, que llegué a llorar frente a la Catedral, delante del ordenador viendo fotos, e incluso en el coche mientras te desvanecías por atrás. Un amigo que conocí gracias a ti me dijo una vez que una parte importante de los viajes era la compañía con la que lo hacías. Ahora mismo le doy la razón. Ha sido un viaje de 10 meses, pese a que dos de ellos los pasamos en confinamiento, pero no me imagino cómo habría sido sin los y las compañeras que he tenido. Me has ayudado a crecer. No en el sentido literal, porque sigo midiendo 1.58m, ...
Por un rincón con una escritura diferente